-Cuarto y mitad de metedura de gamba, a ser posible, fresca.
-Un par de huevos, bien grandes, porque la ocasión los requiere.
-Una pizquita de sal, porque ser saleroso, ayuda mucho.
-Un chorrito de aceite, porque lubrica y afloja todas las situaciones.
-Guarniciones varias dependiendo del desaguisado cometido: jamoncito en tacos si te has portado como un cerdo; choricillos, si te lo has llevado crudo; gallina, si lo tuyo fue cobardía; carrillada, si le echaste "jeta" al tema; lenguado, si por la boca murió el pez; merluza, si la causa fue que llevabas una buena tajada; raya, si te pasaste de la línea...O pez espada si la herida fue punzante.
PREPARACIÓN:
Comenzar dando aceite, esto es, poniéndolo a calentar porque ya se sabe: "echando mucho aceite en la sartén, todo el mundo fríe bien". A continuación, añadir la metedura de gamba. Veremos cómo se retuerce con pequeños estertores que anuncian su reducción progresiva. Después, saltearemos la guarnición elegida hasta llevarla a su punto máximo de cocción, evitando su crudeza. Es el momento ahora, cuando el resto de los ingredientes está bajo control, de echarle un par de huevos al asunto, esperando a que cuajen pero sin que lleguen a hacerse con todo el protagonismo.
Y ya, sólo nos queda agregar la sal, para digerir con gracia nuestro revuelto.
BEBIDA RECOMENDADA:
Una copita de vermut es la bebida ideal para ayudarnos a saborear las sensaciones, desde amargas a dulces, que nos provocará nuestro plato.
La vida es un gran banquete. Disfrutad de sus sabores.
